Luces, cámara... economía #1: Interstellar
La nueva obra maestra de Chris Nolan brilla por su capacidad para dejarnos atónitos y llevar al espectador al límite de la butaca. Hoy analizaremos a grandes razgos, la economía de ese mundo distópico y terrible.
"Sí, pero justo ahora no necesitamos más ingenieros. No nos quedamos sin televisores y aviones, nos quedamos sin comida. El mundo necesita granjeros... y buenos"
Hola, hoy inauguramos la columna "Luces, cámara... economía" y de paso, el blog oficial del CEDE (Círculo de Estudios de Derecho y Economía - UCSM), donde hablaremos del trasfondo económico y/o jurídico de películas, series y otras piezas del mundo del entretenimiento. ¿Por qué? El impacto cultural de estos medios sobre las concepciones de mundo de las personas es importante y no siempre nos queda claro qué cosas son ficción pura y que otras cosas pretenden ser ficción "realista" (es decir, condiciones perfectamente posibles en el mundo real), especialmente cuando se abordan temas sociales, lo que finalmente nos puede llevar a desviar nuestra atención de los problemas reales que debemos abordar. La inspiración para esta columna es la serie web EconPop.
Bueno, mucho floro, vamos al mambo:
Las películas de ciencia ficción, además de grandes efectos especiales y futuros apocalípticos, se caracterizan por tener -no siempre, pero bastante seguido- contextos sociales que pueden resultar más ficticios que los poderes sobrenaturales que exhiben sus personajes. Nos suelen poner en mundos que resultan de una mala gestión económica/política de sus líderes pasados y donde el protagonista es, generalmente, el elegido para liderar algún tipo de revolución. Y la nueva cinta del genio fílmico, Chris Nolan, no es la excepción (un tip: los argumentos económicos de una película suelen ser más falaces a medida que más protagonismo tenga Matt Damon en ella).
Interstellar se ambienta en un mundo trágico donde el planeta está reaccionando ante la contaminación de la sociedad de consumo ante lo cual, la NASA envía astronautas a otras galaxias para buscar otro mundo habitable. La película es emocionante y sabe mantener el suspenso a lo largo de sus más de 2 horas de duración, sabiendo transmitir, incluso, una sensación de angustia por la condición humana. Pero hay algunos detalles que si bien no son "de vida o muerte", sería bueno analizarlos para entender en qué sociedad se desarrolla la película:
LA ESCASEZ Y EL SISTEMA DE PRECIOS
La escasez es uno de los puntos de entrada a la lógica económica. Si los recursos (tiempo, aire, alimento, seres queridos, etc.) fueran infinitos, no habría necesidad de "economizar", no habría necesidad de considerar la eficiencia de su uso porque igual van a sobrar. Por tanto, como los recursos son escasos, tenemos que saber manejarlos tal que, nos rindan la mayor satisfacción al menor costo posible. En esto, no importa la escuela económica a la que te pegues, todas parten de aquí. El Nóbel de Economía, HAYEK, demostró que el problema económico podía resolverse mediante el sistema de precios: si dejamos que funcione naturalmente, la suba o baja de precios nos puede indicar la importancia de un recurso e incentivar su utilización en los sectores donde sea más necesitado.
En Interstellar, las tierras de cultivo y las distintas fuentes de alimento vegetal (y asumimos, animal) se están extinguiendo de a pocos hasta el punto que sólo queda maíz. Como dice el quote de arriba, el Director del colegio le dice a Cooper (Mathew McConahy) que su hijo no ingresará a la universidad (existen pocas y con pocas vacantes) a estudiar ciencias, sino que sólo sera capacitado en agricultura, porque el mundo necesita más granjeros que ingenieros. Sin embargo, como cualquier funcionario de Oficina de Admisión Universitaria sabe, las profesiones más rentables son las más peleadas. Si el maíz es altamente escaso y altamente demandado, entonces podríamos asumir que su precio estaría por las nubes, haciendo a la agricultura una de las actividades más lucrativas y/o con más trabajadores del planeta. Pero en la película vemos que (1) hay pocos granjeros y (2) no parecen estar ganando mucho dinero.
Eso nos apunta a que probablemente, no estamos hablando de un libre mercado donde el sistema de precios funciona naturalmente sino que, se trata de una economía con altas dosis de planificación central, es decir donde el gobierno artificialmente le da forma a la economía a través de regulaciones, política fiscal o monetaria básicamente. En este caso, probablemente exista un control de precios sobre los bienes agrícolas (lo cual impide que la familia de Cooper no estén viviendo en una lujosa mansión o al menos, con muros más decentes) o los impuestos a la venta de maíz deben ser excesivamente altos (lo cual explicaría la indignación de Cooper cuando le dicen que su hijo no podrá ingresar a la universidad financiada por sus contribuciones).
Pero, parece no estar funcionando. Como von MISES diría, el cálculo económico es imposible en una economía socialista (incluyendo su versión light que es el planeamiento centralizado), debido a que la importancia de los bienes (que a su vez, motiva su mayor/menor producción y consumo) no se puede determinar y menos aún, a la velocidad o con la capacidad de respuesta que permitiría un sistema de precios no interferidos.
Bueno, esta es la primera parte de nuestra revisión económica a Interstellar, igual vaya a verla porque, probablemente, será considerada un clásico de la ciencia ficción.
¿Alguna sugerencia sobre la columna, sobre alguna película o serie que te gustaría revisar o alguna crítica sobre lo escrito? Coméntalo!
Y gracias por leer. Nos vemos